La cerámica griega, a pesar de su carácter más o menos industrial, no reproducía unos mismos dibujos. En cada vaso había figuras o combinaciones de temas que la diferenciaban de los demás, los griegos perfeccionaron cada vez  más tanto la técnica como la decoración. En la decoración de los siglos VII y VI antes de Cristo predominan los colores claros y brillantes, sobre los cuales pintaron las figuras como sombras negras, destacando algunos trazos con toques blancos o rojos. Las figuras humanas casi todas de perfil, reproducen escenas de la mitología griega. También representan en delicados dibujos geométricos, escenas de la vida familia, combates o competencias deportivas. A fines del siglo VI antes de Cristo la cerámica sufrió una transformación, que se distingue por los perfiles de las imágenes en rojo sobre fondos oscuros. En el modelo sus líneas resultan más bellas, más elegantes y más estilizadas.