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EL AUSTRALOPITHECUS




UN HOMBRE O UN MONO?




















Todo es silencioso. Solo se oye el rumor  de la corriente que se desliza vertiginosa  por entre las piedras. No  hay más movimiento que los ojos vivos de una criatura que miran inquietos de un lado a otro. De pronto… ¡zas!, las manos del extraño han salido disparadas, un pez queda inmovilizado en el fondo de la corriente de agua, atravesado por una fuerte y afilada rama. Luego, mientras se debate furiosamente, es subido a  la superficie y su captor… empieza a comérselo. 
La extraña criatura se incorpora. Es pequeño, no mide más de un metro y cincuenta centímetros, pero la parte superior  de su cuerpo es grande. Sobresale su pecho en una gran curva. La cara  es grande. Unas cejas muy salientes se proyectan por encima  de sus recelosos ojos. Tiene una enorme mandíbula. Bajo sus desordenados cabellos se advierte una cabeza grande. Avanza y retrocede  de un modo raro para masticar los trozos de pescado… silencio… es el nuevo señor del bosque… es… ¡EL HOMBRE! 

La aparición del hombre en la tierra data de épocas de muy lejana. Cuando el predominio de los dinosaurios llego a su fin, los mamíferos fueron poblando la tierra y evolucionaron siguiendo trayectorias muy adversas. Una de estas trayectorias dio lugar a los prosimios, simios o monos antropoideos, que conocemos con la denominación de primates.


Los investigadores han acometido pacientes búsquedas de los testimonios de aquellas épocas pretéritas, y sobre la base de sus hallazgos han podido reconstruir distintos aspectos de la vida de los primeros hombres.

FORMAS DE CRÁNEOS

El año 1924 nos trajo un importante descubrimiento. En una caverna caliza, en BECHUANALANDIA, se descubrió un cadáver al excavar una cantera. Fue entregado, para su estudio, al profesor RAYMOND DART, de Johannesburgo. Aunque el cráneo estaba incompleto, fue suficiente para que el doctor Dart demostrase que presentaba una extraña combinación de características de los simios, así como otras propias del hombre. Este ser fue denominado AUSTRALOPITHECUS, que significa mono austral, y fue considerado como un eslabón de la cadena evolutiva entre el hombre y los simios.

Posteriormente, se han encontrado más cráneos y más huesos. Algunos de aquellos seres han recibido otros  nombres como PARANTHROPUS y ZINJANTHROPUS pero todos ellos pertenecen a mismo tipo general y están incluidos en la familia de los Australopithecus aunque en géneros diferentes. Así es como algunos científicos creen que empezó todo o pudo empezar.

Los cráneos de algunos Australopithecus son aparentemente simiescos, con los arcos superciliares prominentes. El examen del cráneo sugiere que el Australopithecus caminaba con la cabeza erguida, como el hombre actual. La estructura de los huesos de los miembros y de la cadera demuestra esta postura erguida. Los fémures se parecen a los del hombre. Lo que indica también que aquellos antiguos seres caminaban erguidos.

En el hombre de ilion es ancho, y en él se insertan los grandes músculos de la nalga. Estos músculos sirven para sustentar el tronco sobre las piernas y son, por tanto, esenciales para la posición erecta. Los simios actuales no caminan erectos y tienen el ilion estrecho y largo.

 El del Australopithecus era ancho y muy parecido al nuestro. El tamaño de los huesos sugiere que el Australopithecus tenía un tamaño análogo al de los pigmeos actuales.

La forma de los huesos de los Australopithecus es esencialmente humana y carece de los arcos que presentan los huesos de los brazos de los simios. Esto hace suponer que caminaba por el suelo y no trepaba por los árboles.


Se puede decir que los primeros instrumentos de que se valió el hombre para actividades de casa y pesca, así también como primeras armas que le sirvieron para atacar y defenderse, fueron provistas por la naturaleza, e improvisadas: una piedra aguda, fácil de arrojar y herir al enemigo, un garrote que no era sino la rama desgajada de un árbol. Con el tiempo, el hombre comprendió que le era necesario tener esos elementos siempre a mano, y que podía perfeccionar su eficacia.


El uso de las herramientas constituyo un buen criterio para distinguir al hombre de los otros animales. Sin embargo, no existen pruebas definitivas de esta capacidad en el Australopithecus, aunque se han encontrado numerosos cráneos parcialmente rotos a mano. Esto sugiere el uso de piedras u otras armas, para matar a las víctimas: un uso elemental de la herramienta.



¿Por qué algunos simios dejaron los arboles y empezaron a caminar en el suelo? ¿Cómo se produjo esta transformación?

Se cree que los fósiles que hoy conocemos tienen un millón de años. Algunos científicos han sugerido que, quizás, hace diez millones de años un grupo de simios modifico sus costumbres. Al principio no habría, probablemente mucha diferencia entre este grupo y los demás; solo era capaz de caminar por el suelo, y posiblemente empezaron a capturar animales para alimentarse. Usando sus manos libres. Estos seres fueron los primeros Australopithecus.


Se sabe que los tiempos actuales del hombre existieron hace unos 5000,000 años, suponiéndose que evolucionaron de a partir de una de las ramas de los primitivos Australopithecus.



Los Australopithecus que conocemos por sus fósiles no son antecedentes directos del hombre actual, sino que corresponden a un tronco ancestral común a la línea de evolución hominoide y a los de los Póngidos (primate de una familia de la que es tipo el género Pongo y al que pertenece el orangután).



Descubrimientos recientes demuestran que hace u millón ciento cincuenta y cinco de años ya vivían seres humanos en la tierra. El Australopithecus, que vivió en la época terciaria, era sin embargo muy primitivo. Hasta el pleistoceno los hombres no emplearon armas ni herramientas y aprendieron a dominar el fuego. El hombre de Neanderthal había alcanzado ya cierto nivel de civilización. El homo sapiens fue por último el eslabón entre la edad de piedra y nuestra civilización. 

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