LAS FASES DE LA LUNA
LOS ECLIPSES DE LA LUNA
Los eclipses de la luna asustaban a nuestros antepasados casi
como los del sol.Por la luna en todo su esplendor parecen pasar un velo que a
veces la oculta por completo.Como todos los cuerpos opacos cuando se iluminan, la tierra
proyecta una sombra. Al ser esférico nuestro planeta, dicha sombra tiene forma
cónica, muy puntiaguda, puesto que mide millón y medio de kilómetros. Ahora
bien, la luna gira a 384.000 kilómetros de distancia de la tierra. Nuestro
satélite puede, pues, encontrarse con esta sombra en el curso de este
recorrido; si penetra completamente en ella, queda envuelto y deja de ser
visible. Entonces el eclipse es TOTAL. Si por el contrario, solo una parte de
la luna se sumerge en el cono oscuro, el eclipse es PARCIAL.
En el curso de un
eclipse total, la luna puede ser invisible, pero también ocurre que se distinga
su contorno todavía iluminado débilmente por una claridad rojiza. En efecto,
las capas bajas de la atmosfera no dejan pasar más que los rayos rojos del sol.
Un eclipse de luna es visible al propio tiempo desde todos los puntos del globo
en que la luna pase por encima del horizonte.
La luna ejerce sobre la tierra una atracción bastante
considerable. Ciertamente, la potencia atractiva de nuestro satélite es
bastante débil, pero la corta distancia entre tierra y luna permite a este pequeño
planeta ejercer una gran influencia sobre su voluminosa compañera,
especialmente sobre su superficie.
Bajo los efectos de la atracción lunar, la capa oceánica del Globo
terráqueo se hincha ligeramente y toma forma de un huevo. Esta hinchazón de los
mares crea a lo largo de las playas una
depresión en la masa liquida.
Al irse
desplazando la luna hacia el Oeste, las olas se alzan en su misma dirección. La
marea llega así hasta las costas, bate los acantilados, y cubre las playas.
Entonces se dice que la mar esta alta.
La luna, sin embargo, continúa su curso. Se aleja de las costas donde las aguas se
retiran. Se dice que la mar esta baja
cuando el oleaje desciende a los pies de los acantilados, descubriendo las
playas e incluso dejando en seco las embarcaciones de algunos puertos pequeños.
El agua de los océanos no se hincha en forma de huevo
únicamente por la parte del mar que mira hacia la luna. Lo mismo acontece en
la cara opuesta de la tierra. En efecto, la luna atrae mucho más fuertemente el
núcleo del globo terráqueo que su cara opuesta. Dicho de otro modo, lo que
entonces ocurre es que son las tierras las que, al sustraerse provocan la
hinchazón del oleaje.
Durante las veinticuatro horas de rotación de la tierra, hay
dos pleamares y dos bajamares. La atracción del sol todavía complica más este
doble fenómeno de las mareas. Su acción puede sumarse a la de la luna y
amplificarla, o por lo contrario aminorarla. Con todo y ser enorme en
comparación con nuestro satélite, el sol se halla tan alejado del sistema tierra-luna (150 millones
de kilómetros) que su influencia no llega a la mitad de la ejercida por la
luna.
Cuando el sol y la luna se
encuentran en línea con la tierra, sus acciones se suman. Estas mareas,
denominadas mareas vivas, son muy fuertes. Cuando la luna no muestra más que
uno de sus cuartos su acción se halla contrarrestada por la del sol. En este
caso las mareas, denominadas mareas muertas o mareas de cuadraturas, son
flojas.